Como mencionamos anteriormente, las raíces de las plantas son de vital importancia para su desarrollo general. Se debe a que son el medio a través del que las plantas absorben agua, minerales y nutrientes. Esto quiere decir que si una planta posee raíces sanas, la planta será más fuerte, tendrá mejor crecimiento y desarrollará cogollos más gruesos y resinosos. Una de las formas en las que podemos ayudar a nuestras plantas y su sistema radicular, es precisamente el trasplante, lo que le permitirá un desarrollo más fuerte y explosivo.
¿En qué consiste el trasplante?
Como un repaso del artículo anterior (Si quieres verlo haz click aquí), el trasplante consiste en reubicar o mudar una planta a un nuevo sustrato, y/o una maceta con mayor volumen (más grande). Esto favorecerá el desarrollo del sistema radicular, y asegurará que las raíces tengan el espacio suficiente para crecer sana, rápida y libre.
Proceso de trasplante
Durante el trasplante es necesario tener cuidados especiales con nuestras plantas de cannabis. Recordemos que este proceso de cambio, puede producir grandes cantidades de estrés en ellas, afectando su normal desarrollo. Esto quiere decir que mientras menos dañemos las raíces durante el trasplanta, menos tiempo tardarán en regresar a su estado normal de desarrollo y crecimiento.
En Cannaland conocemos lo duros que pueden resultar los trasplantes para algunas plantas, por lo que te daremos ciertas recomendaciones antes de comenzar a realizar tus trasplantes. Lo primero que debes tener en cuenta, es alistar tu zona de trabajo, y mantenerla limpia, además de utilizar guantes; esto ayudará a evitar la contaminación cruzada. También te recomendamos evitar exponer tus plantas a una cantidad de luz excesiva, ya que podría quemar las raíces; deberás disminuir la intensidad de las luces, y/o realizar el trasplante al final del día.
Trasplante paso a paso y tips
- Deberás tener un espacio de trabajo limpio y utilizar guantes.
- Intenta realizar el trasplante justo antes de sus horas de oscuridad, esto favorecerá a la recuperación del estrés del trasplante.
- Trata de no regar tu planta durante un par de días antes de trasplantar, con esto aseguras que el sustrato esté un poco seco y más compacto. Esto ayudará a que la planta y su sustrato se desprendan más fácilmente del contenedor sin desarmarse.
- Comienza a dar pequeños golpes en las pareces del contenedor, esto te ayudará a despegar tanto el sustrato, como las raíces. En caso de que esté muy pegado, puedes romper la maceta, pero debes evitar en todo momento el tirar del tallo de la planta.
- Escoge un nuevo contenedor, llénalo con sustrato (sin apretarlo en exceso) y riégalo. Luego de esto, realiza un agujero en el centro, justo ahí colocarás la planta junto con el sustrato en el que se encuentra dentro de él. Si es el primer trasplante que realizas, te recomendamos cubrir de sustrato hasta los cotiledones.
- Termina de rellenar con un poco más de sustrato de buena calidad y presiona levemente para compactar sólo un poco, para que la planta quede fija.
- Luego de esto, sólo te queda regar tu planta y estimularla con un poco de enraizante, con lo que favorecerás la recuperación del estrés del trasplante y el desarrollo del sistema radicular de tu planta.
Recomendaciones para trasplantar
- Recuerda evitar dañar las raíces al trasplantar. El primer trasplante realizado, representa la etapa de mayor riesgo de shock, resultado del daño directo y agitación en las raíces. El estrés puede provocar problemas de desarrollo, o problemas como el hermafroditismo.
- Evita a toda costa la luz brillante durante el trasplante, esto puede quemar las raíces.
- Administra una cantidad acorde a la cantidad de sustrato luego del trasplante, evita los excesos.
- Si luego del trasplante notas que el crecimiento de su panta se detiene un poco, es algo normal debido al estrés. Dale tiempo para amoldarse a su nuevo hogar y recuerda no aplicar técnicas de cultivo avanzadas hasta que las raíces se adapten al 100%.
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