Planta madre: ¿Cómo elegirla?

El cannabis es una planta que generalmente se reproduce de forma sexual. Esto significa que se necesita un macho para que polinice a la hembra al entrar en contacto con sus pistilos, dando lugar a semillas. Sin embargo, este no es el único método para reproducirlo, ya que sencillamente, puede forzarse una parte aérea de la planta para su formación de raíces. Estos son los conocidos Esquejes, que representan una copia idéntica a su planta madre. Partiendo de este punto, podemos decir que todas las plantas pueden darnos esquejes. La verdadera pregunta es… ¿Todas las plantas son apropiadas para ello?
Pues en un principio puede parecer que sí, mientras una planta sea hembra. Incluso es común leer o escuchar decir “Me gusta mi planta, la voy a hacer una planta madre”, sin tener en cuenta todos los demás rasgos genéticos que son realmente importantes y que marcarán una diferencia entre una planta cualquiera y una buena planta madre que podría llegar a ser tan famosa como lo fueron ciertas cepas como la Amnesia Haze selección cordobesa o la Black Domina selección La Barraca.
Selección de una planta madre
Germinar una semilla, y que te salga una planta que se pueda decir que es “la mejor de su especie”, es algo que sucede una vez cada mil, y puede pasar que a lo largo de años de cultivo, nos encontremos varias veces con plantas excepcionales de las que no se nos ocurrió conservar un esqueje, y que por más que volvamos a germinar la misma variedad, las plantas sean menos potentes, sabrosas u olorosas, en definitiva, no se acerquen ni a los talones de esa planta.
Uno de los factores más determinantes para que esto pase, es la suerte. Sin embargo, no cabe duda de que mientras más semillas tengamos a la hora de realizar una selección para buscar una planta madre, más posibilidades tendremos de encontrar esa semilla y/o planta tan especial que estamos buscando.
¿Qué es lo que se busca al crear una Planta Madre?
Lo más económico (Y normal) es realizar esta búsqueda a partir de semillas regulares, debido a que sufren menos cambios con el paso de los años. Ahora, por orden de importancia, te dejaremos lo que desde nuestro punto de vista es el orden de prioridades:
- Rendimiento/Vigor
- Resistencia al Estrés/hermafroditismo
- Producción de Resina
- Potencia
- Sabor
- Estatura
- Olor
- Estructura Floral
- Color Floral
Como habrás notado, algunos rasgos pueden ser distinguidos a partir de la etapa de crecimiento y otras en floración. Sin embargo, algunos otros tendremos que esperar a finalizar la cosecha, y tenerla completamente curada para valorar propiedades tan importantes como las organolépticas (Sabores y aromas), y la potencia.
Al germinar la cantidad de semillas que te recomendamos inicialmente, es común que tengamos algunas pérdidas de plantas. Por ejemplo que alguna no se decida a abrir, que tengan malformaciones genéticas, que no resistan las condiciones ambientales, entre otras. Recuerda que esto es básicamente una competición en la que únicamente la más apta ganará, por lo que no debes preocuparte si en el proceso se quedan algunas, ya que sí, se quedarán muchas más.
Preparar las plantas una vez germinadas
Con tantas semillas, lo más recomendable es elegir macetas de un tamaño reducido, por lo que con macetas de medio litro, y un buen sustrato es suficiente. En este caso, hacemos referencia a nuestro sustrato Cannamix (Para obtenerlo haz click aquí), que es la mejor opción en todas las etapas de vida de tus plantas. Bastará con etiquetar todas las macetas, preferiblemente colocándole el nombre de la planta y/o la fecha, sin embargo ya esto es a tu gusto.
Además de esto, será bueno que apuntes en una libreta los rasgos mas destacados que puedas observar en cada una de las plantas, tanto buenos como malos. Claramente, los de peores rasgos irán siendo descartadas, por lo que más plantas irán cayendo.
Una vez nuestras plantas hayan crecido lo suficiente para sacar un esqueje del tallo principal, podemos arriesgarnos y obtener un primer esqueje de todas las plantas. Si somos hábiles y nuestras plantas están bien nutridas, ganaremos una buena cantidad de tiempo con ellos. Sin embargo, si no tenemos la suficiente confianza, lo mejor es dejar que estas plantas crezcan un poco más. Mínimo, hasta que desarrollen ramas secundarias para así obtener unos dos esquejes de cada planta por si alguno muere en el proceso.
Aquí destaca otro rasgo en el que tendremos que estar atentos: el enraizado. A pesar de que con uno o dos esquejes será un poco difícil valorar de forma concreta, en ciertas ocasiones la primera impresión es acertada. Una vez hayas clonado las plantas, recuerda etiquetar también cada uno de los esquejes con el mismo nombre que la planta original, agregando algún número o letra adicional para diferenciarlos. No dejes que se te confundan, ya que de ser así, tendrás que eliminarlos y volver a esperar a que nuevos esquejes enraícen para comenzar de nuevo.
Una vez tenemos los esquejes, mantener vigilada a la planta madre
Como mencionamos anteriormente, como mínimo debemos tener un esqueje de cada una de las plantas madres que conservemos a estas alturas. A partir de este punto, es donde decidiremos si avanzar a la etapa de floración con los esquejes, o con las plantas madre. En Cannaland, recomendamos que sean los esquejes los que avancen a etapa de floración, utilizando la técnica SOG, y en macetas pequeñas, de unos 3-5 litros.
La primera semana de floración es una de las más importantes para distinguir machos de hembras (Si es que no han mostrado sexo ya). Si es tu primera vez utilizando semillas regulares, no te asustes, distinguir el macho de la hembra es muy sencillo (Si tienes dudas haz click aquí). Una vez los identifiques, será momento de eliminar las plantas macho, aprovechando que aún no pueden causarnos ningún tipo de problema. Por cierto, recuerda también eliminar la planta madre correspondiente que se mantiene aún en la zona de crecimiento.
Durante la fase de prefloración, recuerda anotar sus rasgos, como la distancia internodal, ramificaciones, altura final, resistencia, entre otros. Al igual que durante toda la floración tendremos en cuenta la producción de resina, tamaño, aromas, estructuras, rapidez de floración y maduración, colores exclusivos, resistencia, entre otros antes mencionados.
Cosecha y elección de planta madre final
Una vez cosechadas, secadas, curadas durante mes y medio y catadas las flores de absolutamente todas las plantas que sobrevivieron (Recuerda separarlas en diferentes contenedores con el mismo nombre de la planta que lo extrajiste). Seguro habrás notado que hay más de una que son superiores al resto en muchos sentidos. Aquí es donde vas a realizar tu elección: Como no tiene sentido conservar varias plantas madres de una misma variedad (a no ser que hayan fenotipos claramente distinguidos), te tocará decidirte por la que sientas que fue la mejor de todas. Esta planta será la planta madre que conservarás, desechando a las demás.
Recuerda que llegado este punto, el tiempo está de tu lado, por lo que puedes ir catando y compartiendo opiniones para conocer cual es la mejor. Recuerda que mientras más tiempo de curado, más sabor y potencia van a tener tus flores, no te quedes con algo que no te convence o no te guste, date tu tiempo.
Si tu capacidad de discernimiento sobre la calidad de tu planta es buena, posiblemente esta será la planta que te acompañe durante años, y ¿Quién sabe? Posiblemente se convierta en un esqueje élite. De esos que son reconocidos por su calidad, y los cultivadores van dándole reconocimiento, y termine llevando tu nombre como homenaje a tu ardua labor. Recuerda que deberás conservar tu planta madre como oro, ya que un buen mantenimiento de la misma es vital para no perderla ante cualquier eventualidad. Tal vez si la compartes no será exclusiva para ti, pero si por algún motivo tu planta se pierde, tendrás un respaldo con otra persona que posiblemente te devuelva el favor y entregue un esqueje de tu preciado ejemplar.